Este año me siento saturada de calor. Estoy deseando que llegue el frío y, como mujer prevenida vale por dos (o eso al menos dice el refrán), me fui a buscar mis mantitas para el sofá jajaja.
Y... ¿es que hay algo más entrañable que una buena manta de sofá?
En uno de mis muchos viajes a Portugal, ya sabéis que soy una completa enamorada de ese país, dimos con un pueblo del interior de la Sierra de la Estrella que se llama Manteigas.
Una maravilla de pueblo con sus casitas y sus pistas de esquí y un paisaje que parece que te transporta completamente al Tirol.
Después de un día estupendo fuimos a la fábrica de mantas donde elaboran de manera artesanal todo tipo de objetos hechos de pura lana virgen del mismo tipo que los que hacen aquí en España en la Sierra de Grazalema.
Son unas mantas divinas y que abrigan muchísimo y más en estos fríos castellanos. Tienen el fleco torcido a mano.
Las mujeres se las llevan para sus casas y se los retuercen.
Estoy deseando que empiece a hacer frío de una santa vez para envolverme en una y pasar un buen rato con una taza de té y un buen libro.
1 comentario:
Estas no las conocia yo!
Me encantan, sobre todo la de espiguilla.
Y lo del te y el libro me recuerda mis mejores tardes de invierno en La Rad, sentado en el jardin a pesar del bajo cero, aunque yo me tapaba con una de polyester que parecia de todo a cien...
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